(Reportaje sobre la guerra civil en España)
«... Me parece oirle, aquel que encabezó la maniobra, y
que nos reagrupa ahora bajo su mando, como el timonel; aquel que fué
nuestro embajador y que consiguió que hablara Antonio. Lo veo, el
pecho erguido por encima de la tapia, apoyando sus palmas abiertas sobre
las piedras, lanzar al aire la pregunta fundamental:
- ¡Antonio! ¿Por qué ideal estas luchando?
No lo duden: se disculparían, aún, en su pudor: "
ahora estamos ironizando... ".
Se lo creerán, mas tarde, si se detienen a traducir, a su pobre
lenguaje, movimientos que no hay idioma que pueda traducir. Los movimientos
de un hombre que esta en nosotros y que esta a punto de despertar.
Pero hace falta que un esfuerzo lo libere. Aquel soldado que espera el
choque de rebote, me atrevo a decir -he visto su mirada- que se abre a
la respuesta con toda su alma, como uno se abre al agua del pozo en el
desierto.
Y he aqui este mensaje truncado, esta confidencia roida por cinco segundos
de viaje como una inscripcion por los siglos:
- ...¡España!
Luego oigo:
- ... Tú.
Presumo que, a su vez, interroga a aquel de allá. Y le contestan.
Oigo como le devuelven esta magna respuesta:
- ... ¡El pan de nuestros hermanos!
Y todo vuelve a ser silencio.
Probablemente, los de enfrente no hayan oido, al igual que nosotros, mas
que algunas palabras sueltas. Hé aqui toda la conversación
mantenida, el fruto de una hora de marcha, de peligros y de esfuerzos.
No falta nada. Aqui esta, tal y como la han zarandeado los ecos bajo las
estrellas:
"Idéal... España... Pan de nuestros hermanos."
Entonces, como ya era la hora, la patrulla se puso en marcha. Empezó
este descenso hacia el pueblo de la cita. Pués enfrente, la misma
patrulla, llevada por las mismas necesidades, se hunde hacia el mismo abismo.
Con palabras aparentemente distintas, estos dos equipos han gritado las
mismas verdades...
Pero, tan alta comunión no impide que vayan a morir juntos. ...»